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3 sep 2020
Emilio Casuso, Ingeniero Agrícola, dirige uno de los estudios de ingeniería más importantes de España y líder en ejecución de proyectos en el norte de la península. Para él, la capacidad de proyectar y de dirigir cualquier tipo de proyecto, es una de las competencias más importantes que puede llevar a cabo el Ingeniero Agrícola. La profesión la conoce desde distintos ángulos: desde el pie de obra; desde el ámbito de la colegiación, ya que fue presidente del Colegio ITA de Cantabria y vicepresidente del Consejo de Colegios de Ingenieros Agrícolas; y desde el área formativa, puesto que también da clases de Ingeniería de las Instalaciones en la Universidad Europea del Atlántico. Con él charlamos de su trayectoria y de su actual reto profesional, el desarrollo de proyecto pionero en España y casi a nivel mundial: una instalación de acuicultura en tierra para la cría y engorde de salmón atlántico.
Bueno, creo que el romanticismo en nuestra profesión acabó con la finalización de las colonias en países exóticos, cuando los ingenieros agrícolas dirigían grandes explotaciones resolviendo los problemas que se planteaban en lugares con condiciones ambientales y sociales agrestes.
Tenemos que considerar que la ingeniería agrícola sigue siendo una ingeniería y que, una de las competencias, trabajo y facultades del ingeniero que considero más importantes es el proyectar y dirigir esos proyectos, ya sea de cultivos, plantaciones, explotaciones o fábricas que procesen lo producido en el campo.
Los ingenieros agrícolas tenemos que realizar nuestros trabajos diseñando sistemas o instalaciones encaminadas a optimizar los rendimientos económicos, al mismo tiempo que los cualitativos, ayudando a los empresarios a rentabilizar sus inversiones. Para conseguir los objetivos comentados no vale cualquier cosa y existe un parámetro que está directamente ligado a la rentabilidad económica a largo plazo. Este parámetro es la calidad. Entendiendo el concepto de calidad de una forma general, como calidad de producto, ambiental, de seguridad, saludable, etc.
Por lo tanto, para que estas condiciones de eficiencia y calidad sean posibles, es necesario que una persona, o un equipo de personas, diseñen y desarrollen los sistemas, equipos e instalaciones necesarias.
En nuestro caso, se debe a un cúmulo de circunstancias. En primer lugar fue muy importante la formación adquirida, tuve la suerte de tener a grandes profesionales como profesores que nos enseñaron el día a día y realidad de la profesión.También fue, y es fundamental, el estudio y la formación continuada de las nuevas tecnologías y materias no contempladas durante la formación universitaria.
Por último, la experiencia, que te enseña lo que no se debe hacer en cualquier proyecto.
Considero que el ingeniero agrícola tiene mayor facilidad para desarrollar y diseñar procesos alimentarios que otras ramas de la ingeniería, aunque hoy en día es necesario adaptarse y ser flexibles en cualquier puesto laboral.
Puede haber situaciones en las que se requiera una especialización muy fuerte (investigación o algún desarrollo muy específico), pero lo habitual es que un ingeniero con una formación específica (agrícola, industrial, civil, etc.) si le colocan en un puesto que no se corresponda con su especialidad, acabará siendo un especialista en su área de trabajo, siempre que ponga el suficiente interés.
En efecto, es esencial que los gabinetes de ingeniería sean multidisciplinares. Y no ya por la diversidad de los proyectos que lleguen, sino porque un proyecto generalmente debe contemplar todas las partes de la instalación, desde la cimentación y estructura, hasta las instalaciones de proceso (electricidad, frío, vapor etc.). Lo más eficiente sería que cada una de estas partes la diseñara un especialista. Lo cual no quiere decir que necesitemos uno de caminos, agrícola, mecánico, eléctrico etc., sino profesionales expertos en uno o más de esos campos.
El mayor reto que he tenido en mi profesión fue un proyecto que realicé en el año 1994, que consistía en una fábrica de conservas de pescado (bonito del norte) con una superficie de 12.500 m² y una inversión de 7.200.000€, que equivaldrían a 29.000.000€ actuales. En aquellos momentos tenía 36 años y el proyecto contemplaba muchos temas en los que yo era bastante inexperto (vapor, frío etc.) independientemente de la magnitud del mismo. Trabajé y estudie más que en todos los años de universidad juntos. Al final, el proyecto fue un ejemplo de modernidad y eficiencia. Posteriormente hemos realizado muchas mejoras y ampliaciones y precisamente en este momento que respondo a esta entrevista, esta fábrica está siendo visitada por S.M Felipe VI.Anecdóticamente, cada vez que me encuentro con el director general de la empresa en aquellos momentos, D. Carmelo Brambilla, siempre le digo que en vez de cobrar yo tenía que haber pagado, pues realice un master en conservas que no hubiera podido realizar en ninguna universidad.
En estos momentos estamos desarrollando un proyecto pionero en España y casi a nivel mundial. Se trata de una instalación de acuicultura en tierra para la cría y engorde de salmón atlántico en sistema RAS (aquaculture recirculation systems).
Se realiza con agua de pozo, es eminentemente sostenible, supone una inversión de 30 millones de euros y la creación de 50 puestos de trabajo directos, 25 de los cuales son de alta cualificación (ingenieros, biólogos, veterinarios etc.). Ocupará una superficie de 25.000 m², de los cuales 21.000 estarán construidos. El volumen anual de la cifra de negocios previsto será de unos 18 millones de euros, y se espera que la primera cosecha se realice a finales de 2022.
De mi actividad colegial tengo excelentes recuerdos y me quedan grandes amigos. Se peleó muchísimo por el apuntalamiento de las competencias adquiridas con la ley 12/86 de atribuciones profesionales, y posteriormente con el plan Bolonia y las nuevas titulaciones de grado.
Creo que la situación actual de la profesión, en la que nadie duda de las competencias de los ingenieros agrícolas para cualquier proyecto independientemente de su magnitud dentro de las ramas agrarias y agroalimentarias, se debe al trabajo realizado por los colegios y principalmente desde el Consejo General, en aquellas fechas.
Quiero expresar, aprovechando esta oportunidad, mi más sentido agradecimiento y recuerdo al presidente del Consejo, prematuramente fallecido D. Ángel García Fogeda, y al secretario del mismo, D. Ignacio Hernando Sotillos, por su trabajo en pro de la profesión y competencias profesionales.
Creo que las enseñanzas universitarias, y en especial las ingenierías, deberían tener además de la carga académica prevista, una carga práctica mayor de la que actualmente tienen. Siendo impartida por profesionales menos académicos pero con larga experiencia profesional en las actividades impartidas, para conseguir que los estudiantes una vez finalizados sus estudios tengan una visión real de lo que se espera de ellos en el campo profesional.Personalmente, y ya en mi última etapa profesional, creo que seré capaz de transmitir un punto de vista de la profesión realista, ayudándoles a canalizar sus esfuerzos hacia lo que realmente van a necesitar en el desarrollo profesional.
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