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11 nov 2025
CEO de Auria Peritaciones. ITA especializado en tecnologías aplicadas al medio rural. Colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Ourense.
Óscar Álvarez Mociño no solo dirige un estudio de ingeniería desde Galicia, representa a toda una generación de profesionales que han sabido adaptar la ingeniería agrícola al siglo XXI sin perder el vínculo con el terreno. Desde Auria Peritaciones ha desarrollado una metodología innovadora que ya está ayudando a mejorar la prevención de incendios en zonas rurales, pero lo que más destaca en su entrevista es su visión de futuro para la profesión: cree en la fuerza del colectivo, en la utilidad de la tecnología y en una forma de trabajar que entiende la sostenibilidad como algo técnico, real y compartido. Óscar es colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Ourense.
El proyecto nace en Galicia, en el marco de la Ley de Prevención de Incendios Forestales, que obliga a inspeccionar y verificar el cumplimiento de las llamadas ‘faixas secundarias’, que son franjas de gestión de biomasa situadas (50m) alrededor de viviendas, núcleos y otros asentamientos rurales.
En muchas zonas, el territorio gallego presenta una realidad muy particular: fincas pequeñas, muy fragmentadas, con un relieve complejo y una red de caminos y accesos que a menudo dificulta el trabajo sobre el terreno. Ese minifundismo, junto con la dispersión poblacional y la orografía, hacía que las herramientas convencionales de inspección resultasen insuficientes para garantizar un control eficaz y homogéneo.
Por ello se nos planteó el reto de inspeccionar miles de parcelas en un tiempo muy limitado. Ante esta situación, decidimos desarrollar una metodología propia, combinando tecnología dron, fotogrametría, teledetección y sistemas GIS. Empleamos distintos drones, equipados con cámaras RGB y multiespectrales. Fuimos probando, ajustando y perfeccionando un sistema de análisis basado en algoritmos de teledetección, capaz de identificar, clasificar y cuantificar la biomasa y las especies pirrófitas con precisión, hasta obtener un sistema de trabajo eficiente y protocolizado.
Gracias a este enfoque se inspeccionaron más de 20.000 parcelas por campaña, generando para cada una, una ficha individual con ortofoto de alta resolución, datos técnicos, resultados y trabajos a realizar. El sistema permitió automatizar gran parte del proceso, ofrecer una visión completa del entorno de los núcleos y sentar las bases para un modelo de control y monitorización anual.
Cada ficha incluía toda la información relevante, como datos catastrales, localización, tipo de cultivo, accesos y resultados de la inspección, además de las capas de información del terreno y las características de cada parcela, lo que facilitó planificar actuaciones, agrupar zonas y priorizar tareas de forma mucho más eficiente. En definitiva, una forma distinta de abordar un problema complejo del territorio gallego a través de la innovación.
Decidimos compartir la metodología porque creemos que la innovación solo cobra verdadero valor cuando se contrasta y se somete al escrutinio técnico y científico. Gracias a la colaboración con la Universidade de Vigo surgió el artículo ‘A New Drone Methodology for Accelerating Fire Inspection Tasks’, publicado en la revista internacional Drones, una plataforma de referencia en el ámbito de la investigación GIS aplicada, el uso de vehículos aéreos no tripulados y los sistemas geoespaciales avanzados.
En este sentido, quiero destacar especialmente la implicación de la Universidade de Vigo y, en particular, del Instituto de Física y Ciencias Aeroespaciales (IFCAE) de la Escuela Superior de Ingeniería Informática. Su equipo fue clave para dotar al proyecto de un enfoque académico riguroso y para transformar nuestra experiencia práctica en un estudio con valor científico. Siempre han mostrado una gran disposición para colaborar y fomentar el espíritu investigador, incluso con empresas pequeñas que apuestan por la innovación.
Nuestra intención al publicar era, sobre todo, poner en valor el trabajo realizado desde la práctica profesional y demostrar que la colaboración entre universidad y empresa es una vía real para generar conocimiento útil y aplicable al territorio. En el ámbito técnico, esperamos que esta publicación sirva como referencia para seguir desarrollando metodologías de inspección más objetivas, rápidas y seguras. Y, desde el punto de vista administrativo, que contribuya a consolidar modelos de gestión basados en datos que permitan tomar decisiones más informadas y mejorar la eficiencia en la prevención de incendios.
De hecho, seguimos trabajando para que el sistema evolucione hacia un servicio más robusto y orientado a las necesidades reales del territorio.
La incorporación de nuevas tecnologías ha sido un proceso natural, aunque no exento de aprendizaje y también de errores. Comenzamos hace muchos años utilizando plataformas CAD y sistemas de información geográfica (SIG), topografía clásica y, posteriormente, empezamos a trabajar con drones, nubes de puntos, fotogrametría y ortofotos. En aquellos primeros tiempos, procesar la enorme cantidad de datos, acertar con los softwares y ajustar los flujos de trabajo era todo un reto, tanto técnico como de tiempo.
Con el paso de los años fuimos mejorando mediante prueba y error, perfeccionando los procesos y la calidad de los resultados. Esa etapa me coincidió también con una formación más especializada en el ámbito GIS, que ayudó a consolidar una visión más completa y profesional del uso de la información espacial en la ingeniería.
A partir de ahí, el uso combinado de tecnología dron, imágenes satelitales y análisis geoespacial nos abrió un mundo lleno de intersecciones y posibilidades, permitiéndonos abordar los proyectos desde una perspectiva mucho más integral. De hecho, gran parte de nuestros trabajos incorporan capas geoespaciales, modelado 3D y análisis espacial avanzado, lo que nos permite interpretar mejor el territorio. Además, muchos de estos procesos y herramientas están ya plenamente integrados en el trabajo interno de la oficina.
Sin duda. La Ingeniería Técnica Agrícola combina conocimiento del medio, capacidad analítica y adaptación al terreno. Es, además, una formación muy multidisciplinar, que integra agronomía, medio ambiente, topografía, hidráulica y gestión. Esa base nos permite incorporar con naturalidad herramientas como los Sistemas de Información Geográfica (SIG), la teledetección o la sensorización de datos, traduciéndolas en soluciones reales sobre el terreno.
También me gustaría destacar que, en los próximos años, nuestra profesión tendrá que dar respuesta a algunos de los mayores retos globales: mejorar la producción de alimentos para una población creciente, gestionar el agua de forma más eficiente, optimizar los sistemas de riego o contribuir activamente al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En ese contexto, la Ingeniería Técnica Agrícola tiene mucho que aportar: conocimiento técnico, visión territorial y una forma práctica y equilibrada de entender la sostenibilidad. Y, sobre todo, la capacidad de abordar las soluciones desde múltiples perspectivas: ambiental, técnica y económica.
Somos un equipo pequeño pero muy implicado, Agrícolas, además de un Ingeniero Forestal y un Economista; los suficientes para que haya multidisciplinariedad y, de paso, debates de lo más interesantes.
Un Ingeniero Técnico Agrícola aporta, sobre todo, visión práctica y capacidad de adaptación. Estamos acostumbrados a trabajar sobre el terreno, a interpretar la realidad física y productiva, y a entender las necesidades del entorno. Sabemos qué soluciones pueden trasladarse del despacho al campo y, al mismo tiempo, qué aprendizajes del terreno pueden mejorar los enfoques técnicos o de gestión.
Ese equilibrio entre la parte técnica y la comprensión del entorno resulta fundamental para que la tecnología realmente aporte valor. En resumen, el ITA actúa como puente entre la tecnología y el territorio, entre el dato y la realidad, que es precisamente donde muchas soluciones encuentran su eficacia o su límite.
Me colegié al acabar la carrera, y no solo por la cobertura profesional que ofrece, sino también por el acceso a formación, asesoramiento y una red técnica muy valiosa. Además, la colegiación aporta representación institucional y visibilidad, algo que considero fundamental para poner en valor nuestra profesión y el papel que desempeñamos en el territorio.
Creo que tanto el Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos Agrícolas, como el Colegio de Ourense y, en general, todos los colegios, están haciendo un gran esfuerzo por dar visibilidad a las iniciativas y trabajos de los colegiados, muchas veces desconocidos, y por poner en valor tanto la profesión como el territorio y el sector primario, algo esencial en el contexto actual.
En nuestro caso, todos los miembros del equipo están colegiados, porque considero que la colegiación favorece el intercambio, la colaboración y el sentimiento de pertenencia profesional.
Además, me gustaría destacar que, en un ámbito tan amplio como la ingeniería agrícola donde convivimos profesionales dedicados a la producción vegetal, la alimentación animal, la industria agroalimentaria, las peritaciones, la dirección de obra, la redacción de proyectos, la docencia o la administración pública, entre otros muchos, el colegio actúa como un punto de encuentro que une especialidades y nos ayuda a seguir creciendo. De alguna forma, nos 'nutrimos' unos a otros: aprendemos, compartimos experiencias y nos empapamos de otras áreas, lo que enriquece mucho nuestra visión profesional y nos hace avanzar como colectivo.
Siempre me atrajo el contacto con el territorio y la posibilidad de mejorar la vida rural desde la técnica. La Ingeniería Técnica Agrícola me ofrecía una forma de aplicar el conocimiento para resolver problemas reales sobre el terreno y contribuir al desarrollo del medio rural. Creo, además, que aún queda mucho por hacer y que, en este contexto de transformación tecnológica, vamos a ver una evolución enorme en la forma de trabajar, de planificar y de entender el territorio.
Galicia, con su diversidad de paisajes y realidades, es un lugar privilegiado para ejercer esta profesión. Cada comarca tiene sus particularidades y una gran cantidad de retos complejos; tenemos un territorio exigente pero apasionante.
Que no tenga miedo a probar, a innovar y a equivocarse. Los errores forman parte del camino y, a menudo, son los que más enseñan. Le diría que aproveche cada experiencia, que escuche mucho y que confíe en lo que hace. Al final, quien se atreve a intentarlo, cuando acierta, lo disfruta y, cuando no, aprende.
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Colegiado del mes
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