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9 jul 2025
Ganadero. Colegiado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Badajoz.
A sus 100 años, Don Antonio Egea Colás sigue al frente de la gestión de la finca familiar. Ingeniero Técnico Agrícola por vocación, ganadero por alma y defensor incansable de las razas autóctonas, ha dedicado su vida entera al campo extremeño. Cofundador de asociaciones clave para el sector, amante de la trashumancia y testigo privilegiado de un siglo de historia agraria, no solo ha preservado un legado familiar que se remonta a 1850, sino que ha sembrado conocimiento, compromiso y unión allí donde ha estado.?
Este año cumple también 71 años como colegiado, una cifra que habla de fidelidad, de oficio y de una vida entera en defensa del campo.?
Su testimonio es un paseo lúcido por la historia del campo español y, a la vez, una llamada amable pero firme a no olvidarlo. Os dejamos con Don Antonio y con este lujo de entrevista.
A lo largo de estos años sí han ido calando en mí una serie de ideales que tengo muy presentes en mi día a día, el ser amante de la obra bien hecha, de la verdad y del esfuerzo personal.
De mis cuatro abuelos, la parte soriana eran ganaderos, de muy antiguo. En la familia hemos seguido con la ganadería ininterrumpidamente, a pesar de los avatares, también en la guerra. Ese bisabuelo mío era de mucho empuje y se habla que tenía más de 30 mil ovejas. Se hizo con muchos campos de distintas zonas y cuando falleció nos tocó la finca la Dehesa de Barrera, en San Vicente de Alcántara, que la hemos conservado poniéndole mucho afán.
Tengo presente, y estoy agradecido, de tener esta ascendencia. He trabajado en ese legado dándole continuidad, y ahora mismo tenemos una cabaña bastante homogénea, considerada como una de las más interesantes de la región.
Quiero que conmigo no se acabe. Lo tengo bien organizado y dispuesto. Yo me marcho, pero aquí queda mucha gente que le va a dar continuidad, para seguir contribuyendo con ella a nuestro país.
El sector ha cambiado mucho y el gran cambio que destacaría es la pérdida de la trashumancia. Nosotros la pudimos mantener hasta el año 1991, que fue cuando la gente empezó a marcharse de los pueblos. Para ser pastor trashumante necesitas ser hijo de la sierra, porque es dura y hay que conocerla muy bien. Así que sin remedio, hubo que pasar a la ganadería estante.
Es una práctica sabia. Eran tiempos en los que el ganado no comía nada más que del campo. Verde en verano en las montañas y verde en invierno en los llanos de Andalucía y Extremadura. Se mantenían exclusivamente del campo, porque los transportes eran caros, casi no existían. El ganado tenía que ir a por la comida, no la comida a por el ganado. Y su alimento era equilibrado. Lamentablemente, esto ya no se puede llevar a cabo. No hay personas que desarrollen esta trabajo.
Desde pequeño tenía claro que quería dedicarme al campo y entendía que tenía que prepararme para ello. En mi familia, mi abuelo era ingeniero de caminos, todos mis tíos eran ingenieros y en casa de mis padres había buen nivel cultural, de manera que estudiar una carrera era el camino claro, y dadas mis preferencias por el campo, elegí la agraria.
Recuerdo mi promoción, la de 1950, casi todos los compañeros procedíamos de gente del campo, había mucha vocación en todos nosotros.
Una vez terminé los estudios me vine a Extremadura, estuve durante dos años en una finca muy importante y potente. Siempre digo que allí acabé la carrera, porque seguí aprendiendo mucho y poniendo en práctica lo aprendido en mis estudios.
Tras esos dos años, ya me incliné por la ganadería. Cuanto más conocía mi profesión y mi trabajo, más me gustaba y más seguía aprendiendo. También he tenido muy buenos profesionales a mi alrededor, grandes compañeros de viaje. Gente con mucha vocación y conocimientos.
Soy muy partidario de las razas autóctonas, porque están adaptadas al medio. Han tenido una selección natural que no es de despreciar, de resistencia a adversidades y a toda clase de fenómenos que las razas importadas de Europa, adaptadas a ambientes húmedos, no tienen.
Una de ellas es la vaca retinta, de la que creamos la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno Selecto de Raza Retinta, entidad de la que fui secretario general durante 13 años. También me he dedicado a la oveja merina y al cerdo ibérico, del que también creamos la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico.
Hubo alguien que me inspiró mucho en la defensa de las razas autóctonas, fue un profesor que tuve en la carrera, Don Leopoldo Ridruejo. Como digo, era mi profesor, pero le consideraba un maestro. Alguien muy sabio e inspirador. Me acuerdo de él casi todos los días de mi vida.
Siempre he tenido un gran amor a mi país. Siempre he creído que todos, en algún momento de nuestras vidas, debemos colaborar desinteresadamente en beneficio de la colectividad. Esto me ha movido siempre.
El juntarse, la reunión, no cabe duda que hace la fuerza. Las asociaciones ganaderas eran siempre buenas para el ganadero.
Le falta la gente, que prefiere ganar la mitad en la ciudad que el doble en el campo. Y no me lo explico. Porque ahora todo el mundo tiene coche y no hace falta vivir aislado. El gran problema del campo es la falta de vocación, pasa en muchos oficios. La gente quiere otro tipo de ocupaciones, aunque gane menos.
Yo no sé cómo se resuelve eso. Es grave. Hoy el campo ha bajado mucho porque aunque quieras llevar a cabo un proyecto, sacar adelante una explotación, no encuentras a gente para trabajar en ella.
Puedo decir que siempre he trabajado en lo que me ha gustado. Eso es una ventaja muy grande. El trabajo que le gusta a uno, llega a ser casi una diversión, por eso sigo al frente de la gestión de la finca familiar.
Afortunadamente, la cabeza sigue funcionando y la gente que tengo trabajando en el campo es muy responsable y muy buena. Además, hoy con los móviles es más fácil, antes tenías que estar presente todos los días.
El colegio se ha portado con una generosidad muy grande hacia mí.
Durante mi trayectoria, el gran valor que me ha dado el colegio ha sido la protección. He tenido dos accidentes laborales graves, uno de ellos implicó que me pusieran una prótesis en la cadera. Gracias al seguro de responsabilidad civil del colegio profesional estuve cubierto en los dos casos y me atendieron perfectamente.
Soy partidario de la unión, tanto en el sector ganadero como a nivel profesional. Todo lo que puede aportar un colegio profesional es positivo.
Sí, sí, sí, sí, no lo dudo. Elegiría el mismo camino.
El Antonio Egea aquél sabía que había que trabajar para vivir, ser responsable. Yo no tenía planes a largo plazo, simplemente iba poco a poco y las cosas fueron viniendo, hasta llegar a ser un empresario y ganadero de cierto nivel. Así que el consejo sería ese, que fuese poco a poco, que todo irá llegando casi sin darse cuenta.
Me acuerdo con cierta nostalgia de las vivencias de mis amigos, padres, familia y compañeros de la promoción. Miro la orla y digo, por qué yo y estos chicos, algunos tan fuertes, tan deportistas, ya no están aquí… Casi no es justo que yo esté y otros no.
Afortunadamente, estoy muy acompañado y ocupado. No tengo esa sensación de soledad que tienen otras personas mayores.
Mis amigos ya no están aquí, ¿pero sabe una cosa?, soy muy amigo de los hijos mis amigos y todas las semanas nos vemos para comer juntos. Me considero un privilegiado.
Palabra clave
Colegiado del mes
C/ Guzmán el Bueno, 104 - Bajo Madrid 28003 - ESPAÑA Tfno: 91 323 28 28 - 91 315 91 91